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Mocay Caffè Experience. La experiencia Blogger de #MocayCX

En mi casa saben que soy una loca del café y que la que se carga los desayunos bien de café… soy yo. Cuando te invitan a disfrutar (porque fue lo que hicimos, DISFRUTAR, con mayúsculas y con todas las letras) y no sólo disfrutar de una experiencia irrepetible sino aprender ¡Mueres de Alegría!

¿Sabíais que el café es la segunda bebida más consumida del mundo? Por detrás del agua, claro. (Y sí, yo habría apostado más por la cerveza).

Lo peor de todo es que yo pensaba que el café soluble típico de taza de estudiante es el café por excelencia y no. ¡Ay! ¡pobre e ingenua la Ana! Digo la Ana de antes de la Coffee Experience de Mocay del pasado lunes 30 de Mayo que tuvo lugar en el local Gonzalín – Bar a Secas.

¡Con lo que me gusta el barrio de Chamberí, chiquillos!

La tarde comenzó con la degustación del café Arábiga. Nos propusieron que sorbiéramos el café con fuerza y de repente… empezamos a sentir cosas muy diferentes, muchos matices que no creíamos poder sentir. Ácidos, dulces y salados, ¿por qué no? Todos ellos en un solo sorbo de café. Increíble.

El segundo sorbo fue mucho más intenso. Se trataba de la versión Intensa del café Arábiga de Mocay. Nos despertó. Sí. Lo que antes habíamos creído que era amargo se nos esfumó y dimos lugar al café actual. Matices mucho más perceptibles. Pudimos notar cierto gusto a castaña y a campo. Yo, como usuaria habitual del café, jamás creí notar algo similar.

Adrián Fernández, el excepcional barista que nos ayudó a conocer un poco más el café, nos deleitó con una demostración de elaboración de café en diferentes cafeteras, todas a cada cual más sofisticada e ideal -adjunto foto-.

Y sí, parece que un café es el mismo café sin tener en cuenta la elaboración, pero no es así.

No repartieron a los asistentes un plato de pizarra donde podíamos tener tanto sabores dulces como salados, para que a la hora de degustar nos fuese más fácil encontrar los matices en el café. Sí, fue la primera vez que tomaba café en copa y sí, salí totalmente admirada.

Como guinda… algo muy chulo. Si de por sí el café estaba rico, delicioso y espectacular, le dimos al tan de moda Latteart. Hicimos de todo, corazones, espigas, pusimos nombres con chocolate… Admirable la habilidad de Adrián para pintar en la crema del café y, lo mejor de todo, ¡que parezca que es fácil hacerlo!

¿Que si recomiendo los cafés Mocay? Me limitaré a una frase que ellos conocen mucho… “Los buenos días empiezan con un buen café”. Y es que los Cafés Mocay son Cool, muy muy Cool.


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